martes, 21 de mayo de 2013

Madrid

Siempre voy andando por la calle empanada, pensando en mis cosas y con los cascos puestos, sin darme cuenta de que si me los quito puedo oir cosas como el viento o los pájaros. 
Suelo ir con gafas de sol porque de lo contrario me duelen los ojos, sin percatarme de que me pierdo escenas preciosas. 
Voy andando en mi mundo, metida en una burbuja ignorando una inmensa cantidad de cosas, pequeños detalles que ocurren en las calles y que, como yo, nadie ve. 
Cuando viajo no voy así por las calles, sino que me fijo en todo lo que hay a mi alrededor. De ahí que haga miles de fotos en cada paseo fuera de Madrid. Pero cuando me acuerdo de mirar, de no aislarme, siempre acabo sorprendiéndome y con ganas de coger la cámara y no parar de fotografiar todo lo que veo. 
Porque nunca me doy cuenta, pero vivo en una ciudad plagada de maravillas. 


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